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sábado, 5 de febrero de 2011

Mercado de San Miguel, cañas y tapas versión 2.0

Sábado, Madrid, zona centro, son las 13:00. Si coinciden estas variables es muy probable que se encuentre en el Mercado de San Miguel tomando el vermut. Y, ¿qué mejor lugar para abrir boca que en un mercado? Pues esa es la premisa en la que se basa esta moderna propuesta gastronómica: unir las típicas paradas de la clásica lonja con las más modernas cervecerías y bodegas. Cañas y tapas versión 2.0.
Aunque San Miguel sea hoy por hoy uno de los lugares más cool de la capital no siempre ha sido así. En el siglo XIX, en ese mismo lugar, ya había un mercado al aire libre. Pero es en 1913 cuando comienza la construcción del edificio que lo alberga, actualmente el único de esas características en pie en Madrid. El 13 de mayo de 1916 es inaugurado oficialmente. Desde entonces el Mercado de San Miguel ha sido una de las lonjas  más emblemáticas del Madrid histórico y castizo. Está inspirado en otros mercados europeos realizados en hierro al estilo del de Las Halles de París. El concepto de lonja clásica estuvo vigente hasta 2006, año en el que da comienzo su transformación para reabrirse en mayo del 2009.

Interior del Mercado de San Miguel
El Mercado antes de la reforma

Y el cambio es profundo. Además de la distribución y aspecto interior, se da un giro total al concepto, al uso cotidiano. Se busca un éxito y afluencia similar al de La Boquería en Barcelona, o al mercado de pescado en Tokio.
San Miguel, además de ser un exclusivo lugar donde encontrar los ingredientes más selectos para consumir o para llevarlos a casa, ya es, por derecho propio, un punto emblemático del tapeo madrileño. Turistas españoles, extranjeros y los ciudadanos madrileños acuden cada día a este lugar para empaparse de vanguardia culinaria.
“Ir de tapas” en San Miguel es el I+D+i del tapeo. Investigación porque continuamente se inventan nuevas formas gastronómicas; desarrollo, porque el concepto del mercado va mucho más allá de los bares tradicionales que pueblan la zona castiza de Madrid, e innovación porque, ¿qué hay más novedoso que aunar la compra diaria con salir de cañas? 

El vermut de grifo, una tradición en Madrid

Un ritual “sagrado”
Madrid es la ciudad de las cañas por excelencia. Cerveza se bebe en toda España, pero el ritual con el que se prepara una buena caña en la capital es un atractivo más para los turistas y curiosos que se acercan al Mercado.
Los fines de semana hay que “pedir la vez” para acercarse a la barra de cualquiera de los locales repartidos por los 1.200 m2 del Mercado, sin embargo, el camarero nunca se olvidará de llevar a cabo la liturgia de una cerveza bien servida. «En el País Vasco tenemos los zuritos, pero para tomar bien la cerveza hay que venir a Madrid. Aquí, “tirar” las cañas es un arte», nos dice Zuriñe Gamboa, turista bilbaína de fin de semana.  
Como ella son muchos los que se acercan hasta este atípico lugar. ¿Quién nos iba a decir hace unos años que un “mercado” iba a aparecer destacado en las guías turísticas de la capital como punto de referencia gastronómico?
Este novedoso concepto tiene su principal atractivo en el hecho de que los visitantes pueden comprar su tapa en cualquiera de las 33 paradas del Mercado y llevársela a la barra de los bares.
En general los precios de San Miguel son elevados si los comparamos con los bares de los alrededores. Aunque la exclusividad se paga bien merece la pena.  Una tapa de anchoas y boquerones cuesta 3,5 €, a lo que después hay que sumar la bebida. El coste del tapeo en el Mercado es tan variable como lo queramos hacer. Se puede alternar por unos cinco euros, incluida la bebida y o elevar el precio incluso hasta llegar a los 50 €.


En las paradas del Mercado hay una gran variedad de los mejores productos

Tiendas para gourmets
Pero no sólo de cañas y tapas vive el Mercado de San Miguel. Sus puestos exhiben productos de gran calidad basados en alimentos de temporada. Ofrecen asesoramiento gastronómico y la posibilidad de probar “in situ” lo que vamos a comprar. Y todo ello con la ventaja de un horario más que flexible: abre a las 10:00 de la mañana y cierra a las dos de la madrugada de jueves a sábado.
Sin embargo, es cierto que quien visita el Mercado de San Miguel lo hace más para curiosear en sus diferentes paradas que realmente para hacer la compra. Y es que de los 33 establecimientos de los que consta sólo hay uno de cada gremio, una carnicería (La Boucherie), una frutería, o una pescadería. Aunque hay otros muchos comercios de lo más variopinto: los salazones y conservas de La casa del Bacalao, los embutidos de Mas Gourmets, los frutos secos de Casa Gispert y el popular rincón de Daniel Sorlut, donde degustar ostras y champán. Los visitantes también podrán catar un buen vino en Pinkleton&Wine o comprar el pan recién hecho en el horno de leña en L´Artesa de Gallent.
Todos los ingrediente dignos de los mejores gourmets están expuestos en los puestos del Mercado. Y seguro que muchos de los turistas que lo visitan salen de él con algún “caprichito”. Y son muchos, porque el Mercado está resultando un éxito rotundo. Recibe más de 20.000 personas de lunes a miércoles y más del doble entre el jueves y el domingo, conviertiéndose en una interesante alternartiva de ocio.Y es que el Mercado de San Miguel ha conseguido reinventar “la hora del vermut”.

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